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Su uso en la actualidad limitado a celebraciones populares o conmemorativas, así como en ferias y eventos folklóricos, no hace justicia fiel a lo que representó en su época la vestimenta diaria de hombres y mujeres manchegos. Desde su primera data, allá por el siglo XV o XVI según otros, sin duda mucho más parca y funcional que el legado que ha llegado hasta nuestros días.
Enaguas, pololos, refajo, camisa, delantal y faltriquera componen las prendas básicas que componen este traje, de uso diario para las gentes manchegas. Aunque con variaciones por comarcas e incluso diferentes entre pueblos contiguos, su uso además de cumplir con una función básica, la de protegerse y cubrir el cuerpo, también satisface una función social, ya que se distinguían distintos tipos de traje según su uso; vendimia, segador, celebraciones, etc.
El refajo, la prenda más vistosa del traje de la mujer iba evolucionando conforme aparecían nuevos teñidos o nuevas técnicas de confección, destacando los colores pardos y sobrios para el laboreo diario y colores más vivos y acabados plisados para los trajes de fiesta. El refajo se cubría con el delantal cubre la cintura de la mujer y se sobrepone al refajo, suele ser negro con puntillas bordadas en blanco o negó.
La faltriquera es el símil
de los bolsos actuales y se confeccionaba con la misma tela que el refajo y se colocaba a un lado de este.
Los refajos actuales se elaboran como “antes” en telar y con lana y algodón haciendo fiel reflejo de la pieza original, pero con bonitas y diversas variantes de colores fruto de la riqueza transmitida hasta nuestros días por los pueblos manchegos.
Te proponemos una serie de refajos en nuestra tienda reflejo de lo que en su día fue la pieza principal del traje manchego.